Para Cristina y Tania:
¡Hola!
Yo soy Gema y acabo de leer el libro de "Lágrimas por una medalla". Sin
ninguna duda muestra una historia de lucha por la superación de cada
día, de esfuerzos, de renuncias con una edad difícil en la que solo se
piensa en la diversión.
Tantos esfuerzos como se relatan, todas las gimnastas, incluyéndote a
ti, Tania, lo vieron recompensados cuando ganasteis el oro en Atlanta,
pero verdaderamente después os sentisteis utilizadas y defraudadas, y
una vez pasado todo el “BOOM” os sentíais que no valíais para nada, que
no sabíais hacer nada de una vida normal.
El libro narra una situación difícil, de tener que dejar una vida tan
ocupada en el equipo para después de tantos años regresar a su vida de
antes; es un cambio brusco y cuesta adaptarse; me pongo en situación.
Me
ha llamado especialmente la atención lo estrictos que eran con las
comidas y el peso. La situación a veces era precaria, e incluso me ha
dado pena al leerlo de que tuvierais que comer una simple chocolatina a
escondidas.
Pienso que a ti, Tania, te trataron muy mal tras la retirada aunque
antes de retirarse también te hicieron pasar lo suyo. El despido no lo
merecías por unos “kilos de más”.
En ocasiones la actitud de María me
parecía indignante, todo tenía que ser lo perfecto y nadie podía
equivocarse, como una persona cualquiera.
Las instituciones también se pasaron de la raya. Querían ahorrarse el
dinero que las vosotras habíais conseguido con todos vuestros esfuerzos.
Me parece vergonzoso la de promesas que os hicieron y lo poco que
cumplieron sus palabras. Para mí la administración me parece que es un
engaño, que solo muestra importancia a sus intereses.
Creo que una gimnasta como tú, Tania, no mereces que se te olvide; nos
trajiste una medalla de oro gracias a tus sacrificios, pero haciendo lo
que más te gusta.
Sin más que decir, daros la enhorabuena por este magnífico libro que habéis llegado a conseguir juntas.
Un saludo desde Brenes (Sevilla).
Gema Palma
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