Tania, espero que no te moleste que te hable de tú en vez de usted, porque al leer tu libro es como si te conociera.
Quizás si nuestro profesor no nos hubiera mandado leer este libro nunca habría conocido tu historia.
Al
comienzo del libro te vi como a otra persona cualquiera, una chica
privilegiada que podía entrar en el equipo nacional, pero después esa
chica comenzó a pasarlo mal, o mejor dicho, comenzaron a hacer que lo
pasara mal.
No entiendo como cuatro kilos “de más” pueden compararse a tanto tiempo de esfuerzo y dedicación.
Y
creo que lo peor fue los años posteriores a tu retirada cuando, según
el libro, te sentías tan sola, como si te faltara algo.
Supongo que te habrá
costado mucho decirle a Cristina, en las interminables entrevistas, eso
que llevabas dentro y no le habías dicho a nadie y que espero que estés
orgullosa de haber hecho este libro porque a mí -y espero que a mucha
gente- me ha encantado.
En cuanto a tu vida
después de la rítmica, me encantó poder comprobar que luchaste por tus
derechos junto con Cristina y que eso haya servido para que hoy día los
deportistas de élite tengan mejores condiciones.
Gracias a este libro
he podido recordar lo que me gusta el deporte y que merece la pena
dedicarle tiempo de nuestra vida porque nos la estamos dedicando a
nosotros mismos.
Recomiendo "Lágrimas
por una medalla" a todo el mundo, en especial a los deportistas de
élite, para que no descuiden sus estudios y valoren cada segundo de sus
vidas.
No me arrepiento para nada de haber leído la historia de tu vida, Tania.
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